Bona
Sebastián Bona
Statement
Mi cabeza es un museo de errores, un lugar de donde salen cosas extrañas, cosas interesantes que crecen en la sombra, detrás del miedo, donde se forman criaturas que parecen la evolución de una catástrofe.
A pesar que me desenvuelvo en varias disciplinas, el dibujo es la piel de mi obra, el lugar donde mejor reposan las ideas, porque para mí la línea tiene más posibilidades que cualquier otro lenguaje, incluso más que la palabra, el color o la forma. En este encuentro de líneas grises la muerte o la distopía funcionan siempre de faro. Con una infancia entre el melodrama de los animes y los anuncios del fin del mundo en las noticias, crecí creando universos poco agradables, al menos no de esos de digestión sencilla. Así es que mi trabajo se ha convertido en la obsesión artística de transitar la imaginación de un niño que representa su recuerdo más temido, el fin del mundo.
Crecí en la casa de mi abuela cómo cualquier niño de los 90 de una familia de clase media, en donde sus padres trabajaban durante el día. Mi abuela era una mujer de carácter firme, una emperatriz de la casa que le gustaban las cosas alegres y que maldecía en italiano de escuchar a sus abuelas así decirlo. Cuando dibujé mi primer pájaro muerto me reto tanto que tuve que decirle que estaba durmiendo y eso hizo que hagamos rápidamente las paces. El pájaro era un símbolo que nos unía y que cada uno le daba su significado.
Mi abuela forzaba la alegría, pero por sobre todo detestaba la muerte. No la dejaba nombrar pero la insinuaba en cada cumpleaños cuando decía, “si todavía estoy el año que viene” y luego continuaba alguna frase. Después de mi primera muestra como artista le regalé una de mis piezas de la sala de exhibición, era un pájaro muerto con las patas arriba. Lo recibió con cariño. A los días cuando volví a ir, vi que lo había puesto en su mostrador preferido, pero le había dado un giro particular, lo había volteado de modo tal que la pieza se apoyaba en sus patas mientras la cola hacía que se mantuviera en equilibrio. Le había sacado su muerte.